—exigió a gritos. —Le sentí que le cayó mal saber eso. Cada columna tenía una fila de quince cubículos. —¿Cuándo comenzaremos el entrenamiento? —Hasta creí que iba a lagrimear —. —Lo sé, tía. —Te, tengo que irme —pronuncié nerviosa y me levanté mientra seguía mirando la puerta. Arya sabe que dos semanas es poco tiempo para dominar su nuevo truco. —Ay si yo encontraba a ese malandro... —decía mi padre—. Cuando Juliana lo leyó, casi se desmayó. —Por favor hermana, colabora. Cuando tuvo la idea de salir corriendo, fue retenido por Morgan. Llamé a Juliana antes de que llegaras. —dijo el otro flaquito. There are more places to choose from in the, Frequently Asked Questions about Harlem Lodge. —¡Ya no puedo esperar! Regresé al cubículo y les entregué los vasos. Me asustó el creer que le había hecho daño, y enseguida me le quité de encima, quedándome sentada sobre el suelo. Se trataba de un alto y hermoso caballo blanco. No tenía ánimos de realizar mis labores, pero era imposible escapar de esa responsabilidad. —Entonces, salir conmigo no te conviene. —Hmm... —Ethan se quedó pensando. Abrí la puerta y lo encontré como siempre. A veces contemplaba su cara y me ponía a pensar que antes de llegar a Carolina del Norte, nunca me creí atractiva, incluso fui bastante insegura de adolescente. Pagamos. —Ah, pensé que esos eran los que utilizabas. Mi primer paso genuino en esta sociedad. Qué se cree, ni siquiera lo conoce y ya piensa lo peor de él. En su lecho de muerte, nos aconsejó mudarnos a este estado para quedarnos con una familia. —¿Pensaba conducir así? Se detuvo a mitad de camino como si hubiera escuchado mis pensamientos y regresó con una extraña sonrisa. Se lo pensó varios segundos hasta que se marchó todo tenso. Mientras comíamos y charlábamos tonterías, el empleado que servía bandejas, se nos acercó. —Guau, me alegro por ti. Conseguimos como quince seguidoras que, al final, solo prestan caso a lo que él publica. Siempre pido un taxi. El cielo se hizo rojo y las nubes se precipitaron tras tornarse negras. Ella jugaba con una muñeca de trapo. —Me veía llegar. Me caía como patada al estómago que me llamara “Querida” porque siempre lo pronunciaba con esa actitud. —Oh rayos. —Hija mía, a pesar de todo, creo que creciste demasiado pronto. Lo besé en la mejilla—. Eran las diez con veinte minuto. —Sentí algo de pena—. Antes de llegar, fuimos a un restaurante mexicano para llevarle comida deliciosa pagada con mi primer cheque. —¡Muere, bestia fea! Comprar ahí era el máximo estado de fanfarronería en las redes sociales. —Me paré y corrí para alcanzarlos. —¿Qui, quieres chocolate caliente con galletas? —Lo ves. Scribd es el sitio social de lectura y editoriales más grande del mundo. Mi madre era quien estaba que no me halaba de una oreja porque no podía porque por nada en la vida quería que me estuviera relacionando con “muchachos de barrio”. Yo miraba curiosa, al borde de reírme—. —Me miró—. Me ponía más nerviosa. Ven, muéstrame tu grandioso poder. —Luis, ¿alguna vez has entrado en la oficina de Arthur con él ahí? —Honestamente, es absurdo ver a un adulto con un comportamiento tan inmaduro. —Él fue un espléndido actor en los primeros años del cine. Yo apenas comía dos cucharadas por minuto. LAIVE. Leche Evaporada Entera IDEAL Lata 395g. Estúpida, engreída, qué piensa que el mundo es suyo para jugar con él. —No a ti, a ella. Le confesó que era un tonto, incapaz de controlar sus impulsos. Salimos del castillo futurista. Era de combates basado en una época donde existían criaturas místicas y conjuros mágicos. El empleado nos tomó los bolsos para guardarlos en un casillero. —Ah... qué loco. Su abanico estaba apagado. Llegaron los demás y compartimos el banco para almorzar. Cuando la vida me golpeó y todo se derrumbó, me encerré en la idea de que el destino no era mío para manejarlo. Nos reímos. —Ah... no, está bien. —Sí. Contesta, por favor! —Me llamo Lily Scott. —¿Están seguros? Váyase a su mugriento edificio repleto de gentuza. Sin embargo, si es tan adinerado... —Lo miraba. Me ha hecho sentir bienvenida. No creo que andar en motocicleta sea tu estilo. —Abrí la puerta—. —Me exigió disciplina—. Su cuerpo gris estaba repleto de cicatrices. Empezamos a escuchar todas clases de insultos. Me contó que le trajo hermosos recuerdos de cuando en sus veintes salía con mi madre. Tras derramar quien sabe cuantas lágrimas, rompí las fotografías que nos tomamos en grupo. Una larga camiseta rosado pastel con el dibujo de una gran fresa en el centro, acompañada por unos leggings, o pantalón ajustado, corto que le llegaba por encima de la mitad de los muslos; de pie casi parecía como si solo vistiera la camiseta. —¿Te desagrada el reguetón? —Lo siento. —Dejé caer varias lágrimas. —No compares. Se había peinado removiéndose todo el pelo del rostro. —He soportado los berrinches del viejo porque se pasó el día con dolor de cabeza. En la mañana del miércoles, salió de cuidados intensivos. Él es alto, inteligente, se preocupa por quienes quiere y tiene una agradable sonrisa. Y con mucho esfuerzo, logré escapar. —Descuida. Con sus intercambios de palabras, llegué a la conclusión de que fueron celos los que iniciaron esa disputa. Vestía un pantalón corto deportivo azul, chanclas y camiseta blanca. —Está bien. En la esquina superior derecha, recuerdo que tenía un cuadrado azul que me pareció ser el logotipo de la empresa donde trabaja. —No. —¡¿En una hora?! Cuando se iban, Owain persiguió a su madre y ella le exigió que los esperara conmigo porque el área del kiosco era caótica. Las que soporté hace años fueron de casi una hora por atracción. Wright fue el apellido que adoptaron, perteneciente al señor que les brindó apoyo cuando de niñas eran perseguidas por agentes de protección infantil. Debía pensar algo rápido. Volteé a mirarlo. —Ho, hola... Soy Luis. Yo estaba algo alejada, incómoda con esos extraños. Había cierta gracia en molestar a Kevin de esa manera. ¿ella misma pelearía conmigo? —¿Dispararte? A las nueve cuando estábamos en el sofá charlando sobre lo que compré ayer mientras en la televisión pasaban un reportaje sobre un desfile de moda en Los Ángeles, comencé a recibir una videollamada de mi madre. —Ay no, qué gracioso es esto. Le soltó la mano y ella se despegó de él—. ¿No se preocupará alguien por ti si llegas tarde a casa? —Se me acercó para abrazarme—. Lo enfrentaba sin cesar, incluso creó una ola de fuego que lo golpeó en la cabeza. El suspenso me tenía con los pelos de punta. Mientras más lo miraba al rostro, más bonito lo encontraba—. Que ha visto incontables veces los campeonatos donde triunfó. Él estaba tenso. —¡Oh, santo cielo! Si quieres pertenecer a nuestra pandilla, deberás aceptar el sobrenombre que te ponga. 16.95 Economia de S/. —Se colocó frente a nosotros y abrió un panel con la lista de dificultades. ¡Adiós! El chico se rio. Yo estaba temblando, congelada al lado del camino con Arya y Ethan. Sin embargo, no intentarlo por el orgullo, sería un arrepentimiento que se llevaría a la tumba. —Tía... fui a hablarle al vecino Nicolás... —confesé. —¿Cómo estás? Se quejaba de hacerlo sentir mareado y poco energético. —Exacto, ocupa la primera en la sección derecha del quinto nivel. A pesar de no tenerlo en altavoz, como el lugar era tan silencioso, se escuchaba tanto que sospeché que hasta Luis iba a ser capaz de escuchar. Capítulos 1. —Sí. Sus uñas estaban pintadas del mismo color. Cuando el avión aterrizó, me despedí del señor Smith y me fui apresuradamente sin mirar atrás. Que mi presencia atemorice, no que derrita. Luis comenzó a recoger sus pertenencias. Grité “fuego” y se la lancé. —Obvio. Cuando tenía diez, emigró con su familia de Rusia. Bueno, prometo que la próxima vez seré yo quien llame. Al reconocerlo, quedé boquiabierta de la impresión. Ya qué importa. Salimos afuera. En vez de una pandilla completa por turno, irá participando un integrante de una y luego de la otra. A pesar de todo, lo miraba cada vez que podía. —Solo desea conocerme. —Bueno, ¿qué me recomiendas? Nunca me cansé de aconsejarla, pero ella es una cabeza dura. —Le ofrecí un apretón de manos. En serio, ¿es usted quién trabajará conmigo? Al final, me avisó que no le contaría a mi padre, si le prometía “no volverlo a hacer”. Ella sonríe y todo, pero por dentro sigue siendo una inocente florecita, ¿Luis, usted me comprende? —Esa película —decía y me miró—. Tan solo me reí. —Que nuestra estrategia no servirá de mucho —me contestaba Kevin mientras recibía una barra de chocolate de Ethan—. Los eliminaba mordiéndolos por el cuello y ocasionando daño con sus garras. —Reía la otra—. Mi mirada cayó sobre una caja de pizza y una botella de soda de naranja que tenía sobre el escritorio. De cada lado había cinco tocadores; sus espejos tenían luces en las orillas. Mi corazón vibraba. Mientras subía por las escaleras, escuchaba el ruido de música, televisiones, gente charlando y perros ladrando. —Ojalá se quedara congelado en ese cuerpo —comentaba Ethan—. —Arya... ¿puedo darte mi opinión sobre el asunto de Juliana? Desde que se enfrentaron, piensa que ya tiene el derecho de verme cuando se le pegue la gana. Ella salió con mi papá a un partido de Hockey y no sé si ha regresado. Me incomodaba que ellos lloraran tanto por una situación tan absurda. Fui a introducir el jugo en el refrigerador, agarré las llaves y salí del apartamento. —En el refrigerador —le informé y fue por ella. Fue a buscar unas cosas, y salió por la puerta del kiosco que quedaba en la parte trasera. Recuerdo que tenía enganchada lo que parecía la tarjeta de su empleo. —Hasta aquí llego. Como le dolía la cabeza, decidió relajarse por el resto del camino. Dejó de teclear para prestarme atención. —Cierto. Me vestí con una blusa blanca y pantalón jean acompañado por unos tenis blancos. —Se te está haciendo costumbre interrumpirme, ¿uh? Cuando iba a servir bocadillos a un grupo de tres hombres, descubrí que el del centro, era nada más y nada menos que Arthur Diesel, con quien tuve una cita la noche anterior en un restaurante italiano. Elly me ordenó atacarlo a los ojos con flechas eléctricas. Terminaría atrayendo a gente todavía peor. Fui halagada por vecinas que en esos momentos entraban o salían de sus apartamentos. Me miró con esa expresión de “en serio, ¿te atreviste a hablarme con ese tono?”. El suelo compartió terreno de grama y tierra. Bendito sea este empleo. Cuando ya íbamos en unas aceras alejadas del edificio, tía se me acercó para hablar. Sus pasamanos eran lumínicos y los peldaños brillaban cuando los pisabas. —No tan íntimo, Cariño. No sé que me pasó. Mira... —Me pasó uno de los globos—. Dudo que sobrevivamos los primeros grupos del sábado sin ahogarnos. —¡Cállate! —¿Algo más en que pueda ayudarle? 3. —¿Eres su novio? Se fue a atender pacientes. Preguntaban que sucedía o se limitaban a observar con curiosidad. Pero a cambio espero tu respeto. Le haré sentir en cada centímetro de su cuerpo, el potencial de mi ira. Terminé de limpiar los refrigeradores de la cafetería del tercer nivel. —Me lo pasó tras suspirar aliviado. —Cielos, y yo si no atiendo el mío con cuidado, se vuelve un espanto — confesé y nos reímos. El chico a mi lado, con quien tuve la conversación sobre música, le tomó la delantera a Kevin para presentarse él mismo. No estaba pasando por un buen momento. La contesté emocionada. Llegó el turno de Kevin. Nos detuvimos al llegar al frente de esa puerta. Como supuse que le habían roto el corazón, me le acerqué para consolarlo. Su suspiro combinaba blanco con dorado. —Alguien del trabajo. —Ay, qué amargado estás. —Me encanta lo rápido y fluido que conduce tu vehículo —le comentaba—. No me atreví a mirarlo o mover un músculo—. Sino, te hubiera pegado el puño en la cara para que te fijes donde botas tu porquería. —Supuse que visitarían a alguna amistad que vivía por los rumbos del parque. Para comprobar si Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g está disponible en línea en Metro, visita el sitio web de Metro. El central era el más grande. Lo llamé y me fui hacia el apartamento de tía. Ideal Ordenar Precio: menor a mayor Precio: mayor a menor A-Z Z-A De más antiguo a más nuevo Más reciente a más antiguo Más vendido Filtrar Cafés y bebidas Ideal Leche … —Disculpa, Lily. La cuna estaba al lado. —grité su nombre. Muchos esperaban curiosos cual sería esa música que podría ser más emocionante que electrónica. —Sonreía mientras la observaba. Como Anastasia ya no tenía la misma confianza, decidimos que saldría primero. Sin embargo, no se calló hasta que Diana propuso que un día de estos me invitaría a su campo universitario. —Rayos, rayos, rayos... van a sospechar de mí —pensé alterada. Cuando lo impactó en el pecho, se incendió por completo y cayó muerto. El joven que atendía como recepcionista de la sala de espera, nos pidió que nos acercáramos. LECHE AMANECER IDEAL 395G. —Se paró del sofá.—Si necesitas agua, o algo para comer, ve al refrigerador. —Había docenas de platillos de pasta, comida marina, pollo... Como sus nombres eran en italiano, no me atreví a pronunciarlos. Ese tipo sin yo hacerle nada, me trató mal en la cafetería. —Arya sujetó su patineta y se lanzó a practicar. —Hmm... —Abrió la puerta y la sostuvo para permitirme entrar. —Me invitó la otra y regresé al vestidor. Incluso se le estaba derritiendo y cayendo un poco sobre la mesa. Creí que los nervios iban a enfermarlo. —¿Te gustó Carolina del Norte? Cuando Lindsay salió de mi apartamento, llamó a Morgan. What are some restaurants close to Harlem Lodge? Arya ni siquiera se motivó a mover un músculo—. —¿Cómo así? —¡¿A Wisney?! —El pobre Luis estaba bañado en sudor. Al cruzarle a Juliana, colisionó contra ella un poco de lado y continuó. Sucedía algo en esa relación que no se atrevía confiarle ni a su madre. —Entonces, ¿quieres que entre como tu ayudante? Cuando disminuyó, nos sorprendimos al descubrir que se había transformado en un intimidante león blanco. Se despidió para seguir trabajando. Le terminó propinando tremenda paliza. —Así qué solo debo gritar esas palabras... —Sonreía Owain y sostuvo sus manos hacia adelante—. Observamos cuando Arya se deslizó en su patineta sobre una barandilla. —Le sonrió. —Uy, qué complicado es esto. —Pobre niño... —me susurró tía. Continué trabajando. —Descuida, los atiendo con amabilidad. —¿Crees qué obtendrán buenos resultados? Me levanté a eso de las ocho de la mañana. —Rayos, tampoco me subas la voz. Ella se entristeció. —Mi hija, ¿te aprendiste lo que estudiabas? Observamos una chaqueta que nos pareció estupenda. Eris tuvo un turno increíble. Que te casaras con un apuesto adinerado con mansión para que nunca volvieras a sufrir necesidades. Le cruzamos a los extensos y repletos estacionamientos de ambos lados de la calle. Cuando iba a analizar cuales zapatos empacaría, alguien llegó y tocó la puerta. Jamás creí que bailar en público iba a ser tan dificultoso. Los viernes irás bien suave porque son cinco horas. Mi nombre es Lily, mucho gusto. —¿Se te mejoró el dolor de cabeza? Solo sabe levantar hierros, meterse en problemas y salirse con las suyas. Visítenme si necesitan restablecer puntos de vida. Sigue así. A Gabino le costó tanto que solo aceptó bajo la condición de que era prestado. Por favor no olvides llamarme todas las noches. Arthur levantó uno mano, tomó un bocadillo de doble queso y se alejó. —pataleó. En ese entonces, hubo una noche donde prometimos que nadie se interpondría entre nosotras, que permaneceríamos juntas hasta el final. Sus esperanzas se desvanecieron y se resignó a llevar un estilo de vida deprimente por el resto de sus días. —Y ¿qué clase de aspiraciones tienes en la vida? —Se impulsó. Tomó asiento sobre su escritorio. Lucía serio como si tuviera todo bajo control. —¿Quieres boletas para una carrera de caballos en el próximo fin de semana? Se fue recordando que si necesitaban su ayuda no dudaran en buscarlo. Elly hizo que se formara un muro de fuego, que rodeó toda la zona desde el inicio del bosque. Se descubrió completamente para quedarse sentada a mi lado. —Vengo a cada rato a entregarle su orden. Perdona mi atrevimiento. Julio... a que no adivinas a quién he conocido en el avión. Yo terminaba de limpiar ventanas y cristales en el tercero. Te advierto que llegará el día en que te arrepentirás. Cuando reunió el valor, la miró a la cara. —Le dí a seguir. —Bueno, te llamo luego. Lo primero que harían, sería exigirme que regrese. —Está bien, no te preocupes. —se preguntó curiosa. Identifiqué del séptimo y quinto lugar. —Tía fue a consolarla. Espera... Volvió a concentrarse en su trabajo, como si tuviera que resolver algo con urgencia. Al final debatíamos sobre tres. ¿Qué voy a hacer? Al cabo de dos minutos, encontré uno cerca de las habitaciones del área de servicio. Por esa razón, nunca pude forjar una valiosa amistad. —Entré. A lo lejos se veía esa lujosa mansión. —Lucía de malhumor. Las demás del lado perdedor porque perdieron un enfrentamiento y, si perdían otro, estarían fuera del campeonato. —No me digas, ¡¿al fin conseguiste el nombre?! Luis se agachó a recoger el de basura. Aún estamos detrás de ellos. —Perdóname que no he terminado de limpiar. Detrás de unas paredes de la fortaleza, Owain avistó varios conejos. Estábamos a setenta pasos de alcanzar una transitada intersección. Por eso me puse tan nerviosa porque no lo esperaba. ¡Ve a callar al mocoso! Unos hombres le arrojaron naranjas en la cara mientras le escupían insultos. Tengo que informarte que los viernes vas a comenzar a las diez de la mañana y terminarás a las tres de la tarde. Iremos al otro edificio —me informó. Escuchábamos algo enorme acercarse mientras destruía todo a su paso. Que Juliana le reprochara, que incluso le halara del cabello si era necesario. Me siento afortunado de que el destino haya cruzado nuestros caminos porque yo siempre sabré valorarte. —La interrumpió. —¿Cuál crees es mi motivo para estar bebiendo? Leche Ideal Amanecer. Nosotras nos dirigíamos hacia un grupo de cinco chicos. Pero no puedo, no tengo el valor para sermonearla. —Lo miraba mientras recordaba esa vez cuando me ignoró ante sus amistades—. Cerca hay una lavandería autoservicio que por 5 dólares te llevas toda la colada de nuevo lavada y seca ,existen varias Iglesias cerca para poder ver misas gospel,en ningún momento hemos sentido inseguridad en El Barrio y hemos llegado dias a las 11 y 12 de la noche, a veces encontrábamos grupos de gente de color fumando o hablando pero a lo suyo,algún /a persona cantando o rara pero inofensivo,en definitiva estuvo bien teniendo en consideración el elevado precio de esta ciudad a nivel alojamiento. —me angustió un poco. —Ah... entiendo. No me pasó el de reciclaje porque no tenía papeles. —Lo único que lograré, será enorgullecer a mis padres por haber encontrado a tan hermosa y educada señorita. ¿Vamos a cargar la compra por todo el camino? —¡No, no! Fuimos hacia el otro lado de la tienda. La suciedad de su vestimenta relataba la afanosa mañana que había tenido. Lo levanté y me pareció algo pesado. Lucía temerosa porque temía a que fuera a cabalgar solo conmigo. Me imagino allá en la mansión, te moriste de la risa cuando viste a mi marido actuar como desquiciado. —Qué rara eres. No me agrada que digas cursilerías, no va contigo. Arya tardó varios segundos en responderle. —Estoy harta de pasarme las mañanas encerrada. Yo seré tu asistente. Regresé a mi puesto. Ni cuando pelearon en la boda, la distancia entre ambas se amplificó tanto. Reconozco que no es el más lindo, educado o listo. Bartolomé lo miraba como si lo hubiera encontrado robando. —¡Demonios! ¡Voy a vivir mi vida! Todos esos años de temor y soledad, en verdad los había dejado atrás. Una vieja televisión de donde se escuchaba una canción infantil. Lo pensé por unos segundos. Supuse que su irritación se debía a la manera en que fuimos echados de la mansión. —¿Qué deseas, señorita? Su bebé que, solo vestía un pañal, parecía estar dormido. Él vestía una camiseta negra sin mangas con un corto pantalón deportivo rojo. A él no le importa su salud. Cristian me confesó que eso no era nada, que más tarde seríamos capaces de presenciar escenas mucho más atrevidas. —¡Cállate! —En mi perfil solo tengo fotos de la motocicleta. —me preguntó Kevin. —Por supuesto, Querida. Algo en mí me dijo que, así como Arya, actuaba correspondiendo a su papel de emo. Muchas gracias. Revisé sus comentarios. —me gritó. —¿Qué clase de festival es el de primavera? Arya no le quitaba la mala mirada de encima a Anastasia, dispuesta a entrarle a golpes en el momento en que Kevin o Eris tomaran la iniciativa. Supuse que dormía y decidí dejarla descansar. Vestía zapatos marrones y pantalón jean color crema, acompañados por una camisa polo blanca; en su cuello tenía enganchada sus gafas de sol. El cerdito estaba tranquilo, mirando a todos lados. Que básicamente significa que hago lo que se me dé la gana. —Veo películas, pero nunca me fijo en quienes las crean. Puedes encender la televisión si así lo deseas. En ese momento, vi cuando miró por primera vez a Cristian a la cara. Apagué la estufa y fui al sofá con el teléfono en mano. En ese momento, el bebé comenzó a moverse y quejarse un poco. Él se inclinó hacia adelante para observarme mientras conducía. Da clic en el Catálogo Metro o ve hacia la pestaña de 'ofertas'. —Buena suerte. Me causa vergüenza contigo porque seguro tienes la versión de mí que estas chismosas andan pregonando. Ya estoy bien grande como para saber con quien me junto. Arya se hartó de Darkasfuk y se fue sin mirar atrás a sentarse en un alejado banco. Tomé un gran y profundo suspiro de alivio. Morgan había dado varios pasos hacia adelante mientras miraba como su hijo batallaba. Intentaba relajarse, pero no podía. Muchos han vivido sus sueños en esta arena y entregado todo su ser. Arya siempre evitó esas preguntas. Estuve conversando muy a gusto con mis padres por alrededor de quince minutos. Fuimos a una tienda de ropa donde solo había atuendos para adultos. Owain de un grito, comenzó a correr hacia nosotros. Al alcanzarlo y ver su rostro, me alegró estar en lo cierto. —La saqué afuera. —Lindsay me entregó la dirección en una nota —. Me causa vergüenza hacerla pasar por esta situación. —¡Yo quiero un vaso! —Lo que desconocían era que era la oportunidad perfecta para seguir investigando y encontrar quien rayos era su marido. —A esos solo les compran esa cosa por el porte de niña de Percy. A pesar de que lo intentó, no pudo ocultar que se había entristecido. —Ven, que esta vez no te me escapas —aseguró. —Le escuché preguntarme. En mi niñez creí que la fuerza de voluntad era el combustible para todo lo alcanzable. Deseaba vivir emociones, pero me costaba confesar que buscaba esto porque lo creí demasiado. —regañaba—. —Me miraba a mí mientras nos acercábamos—. En una de las más pequeñas, alcancé a ver una de la empresa donde trabajaba; promocionaban un set de cocina para niñas. S/ 78,00. —Ah... Bueno... activar armamento. Por razón lo traes loco. Aunque se utilicen nombre reales de lugares, su representación es ficticia, incluyendo la de los personajes. Bajamos al primero y fuimos a la parte trasera. Estaba temblando y sudando de los nervios. Sostenía su elegante bolso marrón con diseños dorados de una marca llamada “Postín”.